(Yolanda Vila Viladomiu - Revista GEA n. 73 / Estiu-2.011)
“Cada casa es un mundo
y el mundo se ve diferente desde cada casa”
Mi experiencia como geobióloga visitando hogares, locales
comerciales, despachos,
centros de enseñanza, centros terapéuticos etc…. me ha llevado a
constatar que tan importante como la calidad geobiológica de un lugar, es el ambiente creado por las personas que lo
habitan.
Con frecuencia me he
encontrado en casas donde se percibía un
apego al pasado, una tristeza que pesaba
en el ambiente, o una acumulación de objetos materiales que hacia imposible nutrirse
de lo que realmente tiene vida. Estas
situaciones me llevaron a
buscar otras maneras,
complementarias a la geobiología,
de ayudar a las personas
de una manera práctica, para transformar su propio ambiente, yendo más allá de la información que proporciona un
estudio geobiológico convencional.
Desde hace dos años trabajo aplicando vitrales de colores, como ayuda para favorecer la actividad y
armonía en un espacio concreto , utilizando la conocida forma de” la flor de la vida”.
Esta es una forma de
geometría sagrada que aparece en muchas culturas: egipcios, griegos, romanos,
monasterios románicos, casas de campo antiguas, etc…. Su forma, de una gran simplicidad,
equilibrio y belleza, irradia armonía.
Esta forma resulta perfecta para
reforzar la acción de armonización
e irradiación de los vitrales. Si se observa bien veremos que cada extremo de
un pétalo corresponde al centro de otra flor, creando así una “red invisible ”
que se multiplica.
LUZ DE COLOR EN LA
NATURALEZA Y VITRALES:
El uso del color como medio para curar viene de antiguo en
muchas culturas. La terapia por el color (cromoterapia) se ha ido desarrollando
no solo como remedio natural para curar , sino también como técnica
regeneradora.
Trabajar con vitrales nos permite trabajar con la luz, es
decir, con algo vivo y activo. Cuando pintamos una habitación de un color
determinado, por ejemplo verde, resulta
evidente que nos influye. Sin embargo con frecuencia , el color aplicado sobre una
superficie opaca, especialmente los colores puros, acaban por
saturar el ojo de tal manera que necesitamos pintar de nuevo la habitación con
otro color al cabo de poco tiempo. Con
los vitrales esto no ocurre porque dejan
traspasar la luz, pudiendo así utilizar los colores más puros de una
manera práctica y versátil.
Observando la Naturaleza, encontramos luces de todos los
colores: luz turquesa reflejada en el agua del mar, luz verde bajo la copa de
un árbol, luz naranja en las brasas del fuego… A menudo nos quedamos fascinados
contemplando su belleza y el bienestar que nos transmiten.
La Naturaleza es la
que nos da la clave para comprender las
cualidades, esencia y energía propia de cada luz de color y lo que nos aporta.
Ella es la Maestra y el referente. Por ejemplo: la luz naranja la encontramos
en las brasas del fuego, a partir de aquí podemos entender su esencia,
cualidades y beneficios propios de aquella luz concreta. Siguiendo con el ejemplo,
el vitral naranja aportará calor, calidez y vitalidad a un espacio, así como a
las personas que habitan en él.
Los vitrales de
colores filtrados por la luz del sol nos permiten reproducir y aplicar de una
manera práctica, natural y consciente, la esencia y cualidades de la luz de
color que más convenga en una habitación, favoreciendo así la actividad propia
de aquel espacio y su armonía.
APLICACIÓN EN LOS
ESPACIOS:
Resulta fácil comprobar como en habitaciones húmedas y frías,
aplicando un vitral naranja-rojo, la sensación de frio baja sensiblemente. De
igual modo, al colgar un vitral
turquesa en un lugar caluroso en pleno verano, resulta refrescante con tan solo
mirarlo. Estos son dos ejemplos con un claro efecto a nivel físico. Otros
colores inciden más a un nivel emocional y mental. Por ejemplo, la luz de un
vitral verde estimula la acción ordenada práctica, eficaz y constante, sin estrés ni bloqueos, a buen
ritmo, como se observa en la naturaleza
en el mundo vegetal, resultando muy
adecuado para colgar en cocinas y talleres de trabajo donde la actividad es
constante.
De alguna manera la luz que traspasa el vitral
estimula algo en la persona que puede
llegar a tener efectos físicos y anímicos, y por lo tanto servirnos de ayuda para transformar, armonizar y crear un ambiente determinado en un
lugar.
Es importante dejar muy claro que los vitrales no solucionan
ni tienen ningún efecto sobre las
geopatías . Aun así, aplicándolos adecuadamente pueden ser un
complemento muy útil para ayudar a la
persona.
La elección del color a aplicar en un espacio, viene determinado
principalmente por la actividad y
propósito del mismo. Además existen otros aspectos a tener en cuenta como la persona/s que lo habitan, el clima y la orientación de la casa, la
calidad geobiológica del lugar y la estación del año. La observación, la
sensibilidad, la intuición y sobretodo la experiencia son factores básicos para decidir
que color es el más indicado en cada caso.
Cuando se aplica el
color, tono y calidad de vitral adecuado en el lugar adecuado, sencillamente “encaja”. No lo quieres sacar, y si lo haces, necesitas
volverlo a colgar. Es como si vitral y espacio sintonizaran. Así el vitral aunque sea algo muy sutil, resulta muy
vivo y activo a la vez.
Luz y conciencia están íntimamente relacionados. El uso de
los vitrales en nuestra casa de una manera consciente, puede ser un primer paso
para ayudarnos a llevar a cabo gradualmente y sin prisas, cambios más profundos en nuestro hogar, en la
persona y en la manera en que nos relacionamos con nuestro propio entorno. Por
ejemplo: el turquesa, además de aportar una notable sensación de frescor,
induce a una renovación y limpieza a fondo en todos los sentidos.
El arte y técnica de
los vitrales está presente en nuestra
cultura y tradición vinculado a un saber profundo, tan solo se trata de redescubrir i
recuperar el uso de los vitrales de una
manera práctica y asequible para aplicar en nuestras propias casas en beneficio nuestro.
EJEMPLOS PRACTICOS DONDE SE HA APLICADO LA FLOR DE LA VIDA
EN VITRAL:
CASO 1º: Se me pidió
que hiciera un estudio geobiológico en una casa de campo, donde se habían
trasladado recientemente una pareja joven.
Ella no dormía bien, se levantaba cansada y con dolor en los brazos y
hombros, y su estado anímico era bajo, sin ganas de hacer nada. El estudio geobiológico reveló que dormía
sobre una corriente de agua subterránea más un cruce de líneas Hartmann. De entrada se recomendó cambiar el lugar de
la cama para salir de la vertical de la corriente de agua y además se propuso
colgar un vitral de color naranja como ayuda para recuperar la vitalidad, el
calor corporal y reforzar el estado anímico general. Progresivamente se fue
encontrando mejor, con más animo, y el vitral sigue colgado allí, pues le
encanta mirarlo.
CASO 2º: Una pareja
me pidió que hiciera el estudio geobiológico de su piso en el que no se
acababan de encontrar a gusto . El piso era pequeño y se había ido
llenando de cosas, objetos, trastos, ...
. Esto provocaba una sensación de estancamiento
y pesadez. Aquel espacio pedía
movimiento, una limpieza a conciencia y
renovación . Se aplicó un vitral
turquesa, color de las olas del mar, que
filtrado por la luz del sol irradia una energía fresca, fluida , de limpieza y renovación en profundidad. Recientemente se han trasladado de piso, y comentan:
“hemos aprovechado para hacer una limpieza impresionante a fondo de TODO, eliminando y
deshaciéndonos de muchísimas cosas. En el nuevo piso todavía no hemos colgado
cuadros, pero los vitrales ya están colgados, tenemos la sensación de que toda
la vida hemos vivido aqui”.
CASO 3º: Se aplico un vitral combinando dos tonos de azules
en un dormitorio de un niño de 10 años, de carácter movido y muy dinámico con
tendencia a la dispersión. El comenta:
“cuando estoy cansado de hacer deberes, me tumbo mirándolo y luego las cosas me
salen mejor”. El azul claro, color del cielo despejado, irradia serenidad,
dejando que todo fluya, que no se estanque, y que haga su propio curso.